HMS Caroline
HMS Caroline
Es un barco al que si habría que describirlo con una sola
palabra sería: invencible. Tras pasar por mil y una peripecias ahí sigue, en
pie con todas sus partes intactas.
Hoy en día se encuentra en uno de los muelles de la ciudad de
Belfast, atrayendo cada año a cientos de turistas a bordo para descubrir los
detalles de su larga trayectoria.
Su construcción comenzó en 1914, unos meses antes de que
estallase la Primera Guerra Mundial, tras la cual se aceleró el proceso de su
construcción. Una vez terminado, el HMS Caroline participó en la Batalla de Jutlandia, la batalla naval
más decisiva de la Primera Guerra mundial. En ella, Alemania y el Reino Unido
se disputaban el control de las aguas del mar del Norte. A pesar de que el
número de bajas fue mucho más elevado en el bando de la Royal Navy, la batalla
supuso la victoria sobre los alemanes. En esta batalla, el HMS Caroline fue el
único superviviente de todos los barcos de la Royal Navy.
Tras la batalla, el HMS Caroline fue llevado a Belfast. Desde
ahí comenzó su largo viaje durante 2 años por las Indias Orientales, visitando lugares tan exóticos como la isla de
Mauricio, Bombay o Indonesia. El propósito principal de este viaje era “llevar
la bandera británica por las colonias”. Era algo así como una demonstración de
poderío, sin fines bélicos. En este periodo el HMS Caroline fue pintado de
blanco para lidiar mejor con el calor de estos lugares exóticos.
A la vuelta de su periodo por las Indias Orientales, el barco
necesitaba ser reparado para poder seguir a flote. Fue entonces cuando fue
llevado a Belfast, donde llevaron a cabo las reparaciones pertinentes para que
el barco estuviese en buen estado. Allí pasó a ser la sede estática y flotante
de la recién formada División del Úlster de los voluntarios de la Reserva
Naval. Tras las reparaciones y un periodo no tan largo de calma, el HMS
Caroline fue llevado a participar en la Segunda Guerra Mundial. Concretamente,
se convirtió en una base de operaciones en la Batalla del Atlántico. Al
finalizar la guerra, fue llevado de vuelta a Belfast donde pasó a ser un centro
de entrenamiento de los futuros marines.
Desde entonces, el HMS Caroline ha permanecido en el puerto
de Belfast, en el muelle que está justo detrás del museo del Titanic.
Si estás en Belfast y te apetece hacer algo diferente, te
recomiendo encarecidamente que visites el HMS Caroline. Hoy en día el barco es
un museo flotante, restaurado para que luzca igual que en 1914. En su interior,
se pueden visitar los camarotes de la tripulación y averiguar acerca de cómo se
comunicaban los barcos de guerra, entre otras cosas. Es un recorrido muy interesante a otro
periodo de la historia contemporánea, todo desde un formato muy interactivo.
El HMS Caroline anclado en el puerto de Belfast
Camarote del capitán
Comedor de los marineros
La popa del HMS Caroline (desde donde se pueden apreciar las emblemáticas letras del astillero H&W)
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