La despedida
Este texto lo escribí el 8 de junio cuando volvía a casa después de haber pasado un año en el extranjero:
Llegó el momento de marcharse. Estoy de vuelta a Madrid en el avión y aún no me lo puedo creer. No me puedo creer que todo se haya acabado. Hace nada estaba en la cocina de mi residencia, charlando largo y tendido con mis compañeros y ya no voy a volver más. La que ha sido mi casa estos últimos 9 meses ya no lo es, y las personas que se llegaron a convertir en mi familia están muy lejos ya.
La despedida ha sido demoledora. Mis compañeros de piso más
cercanos me acompañaron hasta la estación de autobuses. Hasta ese momento pude
conservar la calma, pero cuando me di cuenta de que de verdad me iba en ese
momento y la despedida era inminente, me derrumbé. Sabía que estaría triste pero
no me imaginé que dolería tanto despedirse, especialmente porque no sé cuándo
será la próxima vez que nos veamos y, si nos vemos, no será lo mismo. No
estaremos en la misma casa, con las grandes fiestas que solíamos montar allí,
sin nuestros picnics , sin nuestras excursiones... Me sentí sobrecogida cuando
los 3 me dijeron que vendrían hasta la estación para despedirse. No pensé que
podría llegar a formar parte de algo tan especial, de amistades que traspasan
las fronteras.
Ha sido con total seguridad el mejor año de mi vida. Jamás
me imaginé que podría divertirme tanto, que podría conocer a gente de tantos
países diferentes (Francia, Sri Lanka, Malasia, Egipto, India, China, Estados Unidos,
Alemania, Holanda, Bélgica, Canadá…) y, sobre todo, jamás pensé que podía ser
tan libre. Este año he empezado a vivir de verdad y a darme cuenta de que el
mundo es mucho más pequeño de lo que pensamos, que todos estamos
interconectados y que, si me lo propongo, soy capaz de hacer cualquier cosa y
de irme a cualquier lugar del mundo. He aprendido a ser mucho más autónoma y a
pensar más en mí y en las posibles oportunidades que podría tener en el futuro.
Quiero viajar por el mundo entero y, sobre todo, conservar las amistades que he
forjado durante este curso. Siempre les conservaré en mi corazón con todo el
cariño del mundo. Gracias a personas como Morgane, Andrew, Neeraj, Jamilla, Hamed, Grace, Brontë, Maelie, Sebastian, Jeremiah, Gonçalo, Klara, Karo, Alice, Thalib me he sentido como en casa (y probablemente alguno más que me dejo en el tintero). Conservaré
tantos recuerdos de todos y cada uno de ellos: desde pub crawls, actividades de
introducción para alumnos internacionales, céilidh,
excursiones por toda Irlanda del Norte, viajes a Edimburgo, Bruselas y
Amsterdam, cenas formales o simplemente tener una fiesta en casa; este año lo
ha tenido todo.
No puedo explicar lo agradecida que estoy de haber podido
disfrutar de esta oportunidad. Le desearía a todo el mundo que tuviese una
experiencia similar porque, para mí, es lo mejor que te puede pasar: ser capaz
de vivir en otro país, conociendo otras realidades y también conociéndote a ti
mismo. Es salir de tu zona de confort para recibir, a cambio, una sensación de plenitud.
Creo que nunca había llorado tanto por algo bueno que me ha
pasado. Ha sido una experiencia alucinante, aunque duele demasiado dejarlo
atrás. Sin embargo, me prometeré a mí misma que nunca olvidaré. No voy a
olvidar todos los momentos que he vivido en Belfast, no voy a olvidar a la
gente y no voy a olvidar el mundo de posibilidades que se ha abierto ante mí
después de esto.
Si pienso en el día que llegué a Belfast realmente no me
puedo creer que haya pasado tanto tiempo. A mí me ha parecido que ha sido una
pequeña temporada, pero realmente ha sido un curso entero. Aún recuerdo
perfectamente lo nerviosa que estaba al llegar al aeropuerto de Dublín, para
luego llegar a la residencia de estudiantes y sentirme como en una película. Yo
sabía que iba a ser una experiencia increíble pero todo esto ha superado con
creces mis expectativas y me siento la chica más afortunada del mundo. Si
alguien me hubiera que tras el Erasmus no sería la misma, entendería a qué se
refería pero no me lo creería del todo. ¿Por qué un solo curso me cambiaría
tanto? Yo seguiría siendo la misma esté donde esté. Pero no, realmente puedo
afirmar que me siento como otra persona, quizás una versión mejorada de mí
misma. Con mucha más experiencia y muchas más herramientas para buscarme la
vida. Me llevo muchas amistades conmigo y muchos buenos recuerdos. Belfast, mi segundo hogar, siempre tendrá un
hueco especial en mi corazón.
Comentarios
Publicar un comentario