Mi año sabático



Justo al terminar la carrera en la universidad sentí un vacío tremendo, al igual que me ocurre cada vez que termino una gran etapa en mi vida. Ya es prácticamente un hábito. Me siento abrumada por tener que decidir cuál es el siguiente paso… De hecho, detesto cuando ese siguiente paso no lo decides tú sino inconscientemente se te es impuesto por los demás.

Por otro lado, cada vez se hacía más patente mi poca orientación hacia la carrera que había estudiado. Quizás es porque tras 4 años estudiando lo mismo me ha quemado, quizás es porque al final no era lo que esperaba, o sencillamente ese camino no estaba hecho para mí.

También, en parte, sabía que debía dedicarme un tiempo a mí misma, sobre todo porque siento como si prácticamente durante toda mi vida estudiantil me he apresurado a la siguiente etapa por pura inercia, sin realmente parar y plantearme qué es lo que me gusta en realidad.

Por eso, cuando en mi mente surgió la idea de tomarme un año sabático no me pareció una idea tan descabellada. Sabía que debía tomarme un tiempo de reflexión y de crecimiento personal más allá de lo puramente académico. No quería que lo que hubiera estudiado fuera a determinar mi vida o a mí misma como persona. No quería ser Laura, la psicóloga, quería ser una persona en mi totalidad y no sentía eso estudiando la carrera.

Cuando se me presentó la oportunidad de mudarme con mi pareja a Estados Unidos por mi año sabático me lancé de lleno, a pesar de todas las veces que he escuchado que era una locura. Los dos somos ciudadanos estadounidenses ¿Por qué no aprovecharlo? Esto nos permite descubrir otra faceta de nosotros, otra forma de vida y filosofía de trabajo que puede ampliar nuestra perspectiva, tanto personal como laboral. También nos enseña a valernos por nosotros mismos, ganar experiencia y madurar.

Ya han pasado casi cuatro meses desde que tomamos la decisión de dejar atrás los estudios por un año y trabajar para ahorrar dinero y no me arrepiento en absoluto. Sin duda no es fácil dejarlo absolutamente todo y, al mismo tiempo, descifrar qué quieres estudiar más adelante pero, sin duda, era algo necesario para mí. Pocas veces he tomado una decisión tan genuina y desde el corazón, ofreciéndome la libertad de elegir mi camino

Aún nos quedan varios meses en Estados Unidos y mucho trabajo por hacer para alcanzar nuestras metas, pero es una oportunidad única que sin duda alguna vamos a exprimir al máximo. 

Por las grandes oportunidades

Comentarios

Entradas populares de este blog

La isla griega de Milos

Qué visitar en Irlanda del Norte

Mi hermanito de la luna